El AMBULATORIO Y EL C.H.A.R.E.

- ¿A dónde te has metío toa la mañana, Cansino?
- Pues en el ambulatorio, ¿no te acuerdas que hace cinco días me acompañaste pa pedir hora?
- Si que me acuerdo, si, y te dieron pa las diez de la mañana, por eso me ha resultao raro que no aparecieras por el parque.
- ¿Raro? Pos no tiene na de raro, lo que pasa es que como no vamos nunca al médico no sabemos lo que pasa. Eso es el Desastre de Annual ¡Y yo me creía que con el nuevo hospital iba a mejorar algo! Pa qué hablar.
- ¿A qué te refieres?
-Pues que como bien has dicho, tenía hora para las diez de la mañana y hasta las once y media chorreás no he entrado. ¿tu te crees? Si me das hora pa las diez me ves a las diez y si no me la das pa otra hora, que se creen que somos idiotas. Vamos allí como borregos y si te gusta bien, y si no te aguantas.
- Hombre Cansino, será porque no habrán podío atenderte antes, no creo que disfruten haciendo esperar a la gente.
- Ya empezamos, eso está bien si fuera una cosa que ocurre de vez en cuando, pero es que pasa tos los días. Por lo visto se dan las citas de cinco en cinco minutos y así va la cosa, por poco que se retrase el médico en atenderte ya se ha pasao el doble del tiempo y cinco minutos de éste, siete del otro, diez del siguiente… Cuando acuerdas la hora y media de retraso no te la quita nadie. Y si el médico se pasara el tiempo que estás con él mirándote, o estudiando tu dolencia, pase, pero el caso es que se pasa to el rato peleándose con el teclao del ordenador que tiene al lao suyo, aporreceando las teclas y mirando la pantalla del chisme ese.
- Eso es para apuntar tu historial y pa que se sepa lo que te ha recetao. Moderno que es to eso.
- Si, mu moderno, pero a mi ni me mira, antes te decía “tosa”, diga “33”, “respire”, “no respire” y te pasaba por el lomo el cacharrillo ese tan frío que se metían en las orejas…, el fonendo. Dicen que el ordenador de antes era el boli y una libretilla y que yo recuerde no se tiraban la consulta mirando el boli.
- ¿Y a to esto que te ha dicho?
- A mi na, me ha mandao al especialista, así es que voy a conocer por dentro el CHARE ese o como se diga.
- ¿El CHARE has dicho, y eso que es?
- Eso es la otra puerta del ambulatorio, por lo visto le ponen ahora ese nombrajo al hospital, ganas de cambiarle el nombre a las cosas.
- ¿Y pa cuando te han dao hora?
- ¡Ja! ¡si lo supiera! Según me ha dicho la que toma nota, no hay hora pa dar, asinesque me mandarán una carta diciéndome cuando me van a ver y también me ha dicho que si pasan más de dos meses sin que me avisen pues que reclame.¿que te parece?
- La leche tío, espero que no sea de cuidao lo que tienes, que si no.
- Pues me dan por saco ¿Qué te crees? Lo que teníamos que hacer es largarnos cuando pasan más de diez minutos y no nos atienden y denunciar continuamente esta mala asistencia, que luego a los políticos se les llena la boca de lo bien que va todo.
- ¿Y quien es el especialista que te va a ver?
- ¡No se ni el día ni la hora y voy a saber el especialista!, tú eres tonto Cándido, además y que más da quien sea. Mira hace ya dos años que tuve que ir a ver al dermatólogo a Jaén y nos tiramos un buen rato en el ambulatorio provisional del barracón, “Que si este es mejor, pero tiene mucha cola”, “que este sabe mucho de urticarias”. Total que elegimos uno y después de más de dos meses ¿Quién crees que me vio? Pues un jovencito que les dicen MIR, que está allí aprendiendo ¿y pa eso tanto discutir de cual es el mejor? Me mandó un champú, como si yo fuera un guarro que no se lava. Diez frascos de champú de ese que he gastao, pa ná, por que no he mejorao ni pizca, es más, creo que estoy peor, pero no pienso volver ¿pa qué?
- Lo que hace falta es estar bien y no tener que ir al médico.
- ¡Toma! Eso ya lo sabemos, pero cuando no hay más remedio ¿Qué haces? La gente con monea va a la casa de los médicos, a su consulta privada y que mientras esperas te puedes leer el HOLA y otras revistas y te sopla diez mil pesetas, bueno sesenta euros, cada vez que vas, pero eso si, ves al médico y no a un aprendiz.
- Bueno, Cansino, ya verás que no te pasa na, y que to se arregla.
- Y si no, zambombones, ¡no me toque las narices Cándido, que me sublevo! Como hay tanta gente que va al médico sin que le pase na, que le encanta tomar medicinas y que le receten, pues se creen que todos somos iguales y eso no es, porque tú sabes que solo voy al médico cuando no tengo más remedio y que soy reacio a tomar cualquier medicamento. Si por mí fuera los médicos tendrían poquísimo trabajo. Cuando yo estaba en activo me hacía la empresa donde trabajaba, un reconocimiento médico anual y por lógica, ahora me lo debían hacer con más motivo, porque soy más mayor y los cuerpos se trastornan con la edad, pues fíjate que hace más de cinco años que no me hacen un análisis de sangre, debería hacérmelo pero con las facilidades que te dan se te quitan las ganas.
- Mira Cansino, no te enrrites, lo que no pue ser no pue ser. Esto lo arreglo yo ahora mismo. Ayer compró mi parienta un jamón de Trevélez en la tienda esa de la Plaza, “Alcaudete Calidad” que la llaman, y ahora mismo nos vamos pa mi casa y nos tomamos una tapeja con un mortero de vino que no se lo salta un valenciano con alpargatas nuevas… y que rabie to.
- Me gusta cuando dices esas cosas tan apañas, Cándido.

Publicado el la revista Sierra Ahíllos nº 19 Agosto 2008